Estoy seguro que piensas igual que yo. Ninguna persona en el mundo merece padecer esta enfermedad tan cruel y con tanto sufrimiento.
Desde caídas, reflujos, flemas, sondas, endurecimiento del cuerpo, de la mirada, neumonías. Todo esto causa mucho enojo, una gran sensación de ira.
No es justo que personas siendo tan buenas, luchadoras, solidarias padezcan esto.
Muchos se han alejado de Dios, aunque yo hace mucho tiempo no creo en un ser de misericordia, porque sencillamente un Dios de amor no permitiría que sus hijos pasen por esto. Algunos intentan explicarlo o defender la existencia de un Dios indicando que son penitencias que nos tocan, mientras que no pueden explicar el libre albedrio que nos da el supuesto Dios.
Entonces, Dios interviene o deja al libre albedrio a sus hijos sin intervenir.
La Parálisis Supranuclear Progresiva no es causa-efecto, no son malas acciones que tienen consecuencias, ni siquiera son descuidos. La PSP es una enfermedad raro que le ha tocado sin merecerlo a nuestros familiares quienes nos miran tratando de decir muchas cosas, quizá dándonos también fuerzas desde su condición, o quizá tratando de preguntarnos porque ellos, o si ya hay cura.
Mi madre es una mujer que ama la vida, muy sociable, modista, gran cocinera, y capaz de hacer mil actividades cada día.
La ira hacia esta enfermedad que ataca a nuestro ser querido es un sentimiento natural, que nos hace decir “YA BASTA”, que nos puede consumir en mente y cuerpo.
Es como tratar con una persona con muchas armas para atacar y no saber como defender. Es como tratar con un aura invisible que quema, que destruye y que deseamos poder vencer, que deseamos poder destruir, pero lo único que hace es desmejorar cada día a nuestro familiar a nuestros pensamientos.
La ira ante una enfermedad que sabe que tendrá una victoria fulminante y dejara en el suelo nuestros esfuerzos.
Tratemos de calmar esa ira, haciendo y leyendo, viendo cada minuto la mejor forma en que nuestro ser querido se sienta mejor. Ganemos tiempo cambiando ira por amor, por paciencia y por reflexión, y si eres creyente, por oración.
